¿Alguna vez te has esforzado al máximo para lograr una meta u objetivo y has fallado?

¿Alguna vez has ido moviendo la fecha en que te comprometes a lograr una meta por varios meses... o años y sigues en el mismo nivel?

Estas situaciones en el ámbito laboral, pueden significar la pérdida de un bono, estancamiento profesional e incluso la desvinculación por no lograr las metas.  

En el ámbito personal los resultados pueden ser mucho más grave: la pérdida de confianza personal, el conformismo y dejar de soñar.

“El propósito de la meta es más que obtener algo, es convertirte en la persona que puedes llegar a ser”.

-Paul Martinelli

A continuación te comparto cinco errores comunes a la hora de establecer metas, si no tienes un coach o un mentor que te ayude a trabajar tu mentalidad y a realizar los ajustes necesarios en el camino:

1. Fallar al definir el tamaño de la meta

Cuando sabes que puedes alcanzar fácilmente la meta, porque ya lo has hecho antes; en este caso, sería  una meta que te queda chica y no te va a motivar a crecer, de hecho, con el tiempo descuidas las acciones necesarias para cumplirla y renuncias inconscientemente a ella.

Por otra parte, cuando la meta es mucho mayor a lo que alguna vez has logrado y escapa a todo rango de referencia que tengas, lo que suele ocurrir es que sentirás que es absolutamente inalcanzable.

La clave aquí:   la meta debe desafiarte a crecer, debe ser ambiciosa y al mismo tiempo debes creer que es posible para ti.  Para esto es muy importante expandir tu contexto llenándote de ejemplos de personas que han logrado esa meta y otras aún mayores, actualizar tu sistema de creencias y potenciar tus fortalezas.

Al mismo tiempo: mantener en mente una meta ambiciosa que te incomode y ponerte metas más pequeñas en el corto plazo (aunque sean desafiantes).  La GRAN clave: que puedas creerlo y trabajar tu mente para forjar esa certeza.

Un único caso de excepción para adoptar una meta pequeña que realmente sabes puedes lograr: cuando tienes tiempo sin alcanzar tus metas, vienes arrastrando frustraciones y necesitas una victoria para reafirmar tu autoconfianza... sólo allí, conviene ponerte una meta chica mientras trabajas a toda velocidad tu mentalidad y tus creencias, pero cuidado: este efecto positivo es por un tiempo MUY limitado!

2. Apegarse al plan de acción 

En general, el apego es poco útil.

Al momento de definir metas, un plan de acción te ayuda a romper la inercia y honrar tu palabra de trabajar por alcanzar lo que te has propuesto, sin embargo no debes apegarte al plan, sino al propósito de lograr la meta u objetivo.

Apegarse a un plan es como valorar más el mapa que el viaje.

Suele ocurrir que se diseña un plan de acción con base en condiciones que están fuera de tu control como por ejemplo: la inflación, el gobierno, el clima, etc.  Condiciones externas que pueden cambiar y si te has apegado al plan, puede que en poco tiempo  no sea el más adecuado para las nuevas condiciones.

La clave aquí:  tener flexibilidad y visión de futuro; la visión te permitirá leer las señales y la flexibilidad adaptar tus acciones en el camino.  Rara vez el plan inicial se mantiene inalterado durante todo el proceso.  De hecho, parte del crecimiento que te da conseguir una meta es el crecimiento y la adaptabilidad que desarrollas.

3. Apegarte a tu pasado

El apego, otra vez... ¿has escuchado alguna vez algo así como "así es como lo hemos hecho siempre"? 

No esperes llegar a nuevas metas y avanzar por mucho tiempo si sigues usando de la misma manera y al mismo nivel las mismas habilidades....  Esta actitud te ancla al mismo sitio y te impide evolucionar! 

Por su puesto que las habilidades que tienes te ayudarán; desde luego que las experiencias pasadas son buena referencia... mas no deberían ser una guía rígida.

La clave aquí:   ábrete a aprender! mantén una actitud de aprendiz ante toda situación para que puedas disfrutar el camino y crecer.  

Profundiza en tu autoconocimiento para que te ayude a descubrir y potenciar tus fortalezas, compensar tus debilidades y diseñar un plan de crecimiento que te apoye de manera integral (por cierto, en esto te puedo ayudar!)

4. Cuestionar tu valor personal 

Dudar de tus capacidades por paradigmas sociales, por tu color de piel, edad o género.

Dudar que mereces obtener lo que quieres.

Sentir que es posible para otros, no para ti.

Cuestionar quien eres, el miedo a recibir críticas al lograr lo que buscas, el miedo a no ser capaz y fracasar.

La clave aquí: refuerza tu autoconfianza construye una imagen positiva de ti... adivina... aquí tamibén te puedo ayudar! 🙂

5. Copiar metas de otros

Tus metas deben ser TUYAS, punto.  

No necesitas que le gusten a otros o que sean aprobadas por alguien.

Adoptar metas de otros, hacer algo porque es lo que otros esperan de ti o por complacer a otros, suelen ser metas carentes de sentido,  por lo tanto no te motivan lo suficiente a crecer y lograrlo; al poco tiempo dejas de hacer tu mejor esfuerzo.

Todo lo que haces en la vida debe estar respaldado con una razón poderosa, un propósito que le de relevancia a lo que haces.

Si la meta no te pertenece, carece de significado para ti; vas a caer en la trampa de pensar que lo único que importa es obtener un resultado, privándote del aprendizaje y el disfrute que el camino te ofrece.  

Esto aumenta tus probabilidades de fallar, ya sea por no lograr tu objetivo o no sentir plenitud al lograrlo, porque la meta no es sólo obtener algo, es convertirte en la persona que puedes llegar a ser desarrollando tus capacidades, viviendo con propósito.

Sin una meta con propósito, vas a rendirte rápidamente ante los obstáculos que se te presenten, por no tener una razón de peso que le de significado a esa búsqueda.

Cuando tu meta tiene un propósito relevante para ti, utilizarás tu inventiva, tu "recursividad" y lograrás obtener TODO lo necesario para alcanzar tu meta, pues serás capaz de influir en quienes tienen lo que tú necesitas para tener éxito en tu proceso.  Los recursos nunca son el verdadero impedimento para que conquistes tus metas, sino la falta de inventiva para utilizar tus recursos de la mejor manera.

La clave aquí: define lo que tú quieres, lo que SI quieres! y decídete a diseñar la vida que quieres para ti, independientemente de la buena opinión de otras personas y los deseos que ellas tengan para ti.  Es de valientes decirle que no a los otros y darle un SI rotundo a tus sueños!

En una época estuve en una empresa de networkmarketing donde todos hablaban de llegar a cierto nivel del negocio para ganar un millón de dólares.

En ese entonces, yo no alcanzaba a imaginarme para qué me alcanzaría esa cantidad de dinero.  Hasta ese instante no tenía amigos que me dijeran que ganaban un millón de dólares de manera recurrente (no por un golpe de suerte) y si los tenía, nunca hablamos de cuánto dinero recibíamos.

Ganar un millón de dólares, era una meta que todos se ponían y que no tenía verdadera relevancia para mí.

Crecí en una familia colombiana marcada por guerras, la "época de la violencia" y el miedo a "ser secuestrable" por tener mucho dinero; de tal manera que la meta de ganar un millón de dólares, me ponía nerviosa y mi subconsciente haría lo necesario para evitar ponerme en riesgo!

Por otra parte, esa empresa tenía otro tipo de recompensas: viajes... y eso sí que calzaba perfecto con mi sistema de creencias, de hecho hace años que digo, siento y creo firmemente que "mi vida es viajar" razón por la cual, fui a todos los viajes que quise.

Fue en un viaje a Bahamas, compartiendo mesa con un par de amigos que ganaban más de un millón de dólares con regularidad, que me pregunté cuál era el sentido de seguir en esos viajes...

Si bien había hecho nuevos amigos y la empresa se encargaba de generar experiencias realmente fascinantes, varias veces había preferido estar con otros amigos o con mi familia en un plan más íntimo o explorar otros destinos que no estaban en los planes de esa empresa... 

En ese instante, la meta de los viajes perdió relevancia para mí y dejé de viajar con ellos para hacerlo de otra manera y con otras personas que nos buscamos mutuamente.