Veo Suecia como una sociedad respetuosa, por eso es el primer punto que comparto y con el cual podría extenderme por días!

Respeto al metro cuadrado de cada persona, porque a diferencia de lo que ocurre en mi Caribe alegre y tropical, la gente no se te pega cuando estás en una fila, en el bus, en el metro, tu espacio se respeta y el del otro también.

Respeto de tu elección a no fumar; es muy raro encontrar alguien fumando y no es que no les guste el tabaco, sino que se usa “snus”: algo así como una mini bolsita de té pero rellena con tabaco saborizado que el aficionado pone en su boca y disfruta sin perturbar el aire que los demás respiran.

Respeto a los que comen diferente, a los que no comen carne, a los que no beben alcohol… se respetan las elecciones por cualquiera sea la razón y no se cuestionan.

Respeto por el planeta, por lo que es muy popular el uso de plásticos biodegradables y tienen un sistema de reciclaje integral, todo tiene uso, por que hasta energía producen con la basura.

Respeto a la paz de los otros; allá nadie llama a la policía para que el vecino le baje el volumen a la fiesta… simplemente el vecino hace la fiesta sin perturbar a los demás.

El respeto por la opinión de otros, porque se escuchan aunque tengan opiniones distintas; muy civilizadamente aceptan que tú tengas una opinión distinta y no intentan hacerte cambiar de opinión ni decirte que tu visión es errada, incluso en temas políticos. 

En uno de los parques públicos en que estuve, había una cancha de baloncesto.  El parque en general estaba impecable (como suele ser todo lo que he visitado en Suecia) y lo que me sorprendió es que la cancha tenía un soporte con un balón... y las personas lo usan y lo dejan allí... para mí es un signo de responsabilidad comunitaria.  Abajo te comparto la foto que a todo el que se la muestro se asombra tanto como yo.

2. RESILIENCIA

En Suecia la sociedad conoce y recuerda el pasado, pero no vive en él; me parece que esto contribuye para que no tengan conflictos fronterizos con sus vecinos... ellos también tuvieron guerras por territorios pero son situaciones realmente superadas.

Hasta ahora, sólo conocía la vida de isla en el Caribe; allá siempre he me ha parecido que todo es lento, que la filosofía es “no hagas hoy lo que puedes dejar para mañana”; siempre me lo expliqué por el calor y la abundancia de alimentos todo el año, que  hacen que todo sea más fácil que en otras regiones.  Pues bien, en Suecia vivimos en una isla y se rompió mi paradigma, porque al tener las cuatro estaciones es importantísimo planificar la vida y aún así es posible que el clima tome control y te sorprenda dejándote aprender para estar mejor preparados la próxima vez.

Es posible que se vaya la luz… si, en una isla de un país del primer mundo se puede ir la luz y que te quedes sin cocina o calefacción, porque todo es eléctrico.  Se puede aprender de ello: tener comida fácil para preparar en la chimenea, mantener una buena dotación de fósforos y velas de todo tipo, tener siempre mantas disponibles.

En general los suecos han sabido resistir y programarse para cada estación del año.  Llueva, truene o nieve, la vida continúa y se cumplen los horarios,  la gente no tiene excusa alguna para llegar tarde: son puntuales y no se quejan, excepto del mes de noviembre que no les gusta mucho, aún así optan por prender más velas en casa y abrigarse más al salir.

Un día amaneció con un aguacero de esos en que la lluvia es casi horizontal, con rayos y truenos incluidos.
Cuando en Cartagena llueve de esa manera, se corta el tránsito marítimo (al menos de botes pequeños y lanchas), pero acá vi que los barcos seguían su ruta como si nada, así que le pregunté a mi cuñado que vive en la isla cómo era el tema… fue una de esas preguntas que él no entendió… me dijo: - "Con lluvia o sin lluvia, si tenemos que salir salimos, el barco va a llegar a la misma hora cada día".

3. DISFRUTE

Desde la primera vez que estuve en Suecia en verano, he sentido que los suecos se esmeran en disfrutar la vida. Mi explicación: disfrutar los pocos días en el año con luz, con “calorcito” es el placer máximo después de tantos días de frío y oscuridad; por esto es que en el verano los suecos viven al máximo, disfrutan al tope de los amigos, la familia y la naturaleza.

Los parques se llenan de gente, abundan los conciertos y actividades al aire libre, la vida es en el jardín desde el desayuno hasta la hora de ir a dormir.

Históricamente, en verano los nórdicos tenían más variedad de alimentos y hasta el día de hoy la variedad de alimentos se hace especial en esta época.

Recién cuando llegó el otoño entendí por qué viven tan intensamente el verano… cuando llega la lluvia no para y los días se vuelven mucho más oscuros. Ya me advirtieron: “no has visto nada; noviembre es todo gris y oscuro”.  Sin embargo, los mejores espectáculos empiezan en otoño! el gran festival de Jazz de Estocolmo, conciertos de grandes artistas como Yo-yo Ma o Sting, la temporada de ópera y ballet... en fin, siempre hay una forma de disfrutar la vida si te lo propones.

La técnica que me enseñaron para sobrevivir Estocolmo en días lluviosos o fríos es ir de un centro comercial a otro y usarlos como túneles por la ciudad, para así recibir un poco del calorcito de los recintos.
En Cartagena hemos hecho igual, entrando a una tienda y otra para recibir el aire acondicionado en los días de calor sofocante.
Después de todo, no somos tan distintos los caribeños de los vikingos...

4. RESPONSABILIDAD

Responsabilidad por la vida propia y las consecuencias de las decisiones particulares.

El común de los jóvenes se independizan una vez salen del colegio. La educación la paga la sociedad con sus impuestos.  Los padres por su parte, suelen tener un fondo de ahorros que inician cuando nacen los hijos y que se lo entregan cuando cumplen 18 años, lo cual les ayudará a iniciar su vida de adultos. Los jóvenes suelen pedir un crédito para mantenerse mientras estudian, con eso pagan un sitio para vivir, sus libros, transporte, etc.

Los abuelitos por su parte, se hacen responsables de sí mismos, por lo que llegado a un punto en su vida eligen un hogar de ancianos y se van a vivir allá, donde tienen todos los cuidados especializados que necesitan las 24 horas.

Cada quien es responsable de su basura y de colocarla en los lugares apropiados para su reciclaje, incluso si esto implica moverla por tu propia cuenta (así nos toca viviendo en la isla).

Muestran responsabilidad pagando su pasaje en el transporte público, respetando el semáforo en rojo, preparando en junio la leña que necesitarán en invierno.

Cada vez es más común la compara de muebles y ropa usada, como una muestra de responsabilidad con el medio ambiente.

También hay responsabilidades “compartidas” porque se entiende que la sociedad cuida a los hijos de todos; la sociedad defiende que todos los niños tengan las mismas oportunidades, sus necesidades resueltas, que tengan lo que deben tener por derecho propio y se ocupan de ello.

La puntualidad, para mi, es una muestra indiscutible de responsabilidad y respeto. Los suecos no pueden entender por qué en Latinoamérica la gente suele ser impuntual, dicen “no han aprendido a usar el tiempo” y nos ven como niños chiquitos

5. OPULENCIA

Opulencia y generosidad son para mí un distintivo de Estocolmo, una ciudad dorada. Tal vez la historia de la realeza hace que la ciudad en sí sea “glamorosa”.

Es común que las personas apoyen una fundación o que hagan donativos a todo tipo de causas.

Los supermercados están tan bien surtidos en general, que me impresiona que en Chile haya escasez de algo justificado por la pandemia… ni qué decir de mis recuerdos de mi última visita a Venezuela donde era un milagro encontrar comida en el super.

La vida en la isla, invita también a cuidar los recursos porque el agua es de un pozo que cada casa construye y mantiene, las aguas servidas también son gestionadas por cada propiedad, la leña que cortamos para el invierno... la verdad no sé si nos va a ser suficiente, así que la filosofía es disfrutar y dejar para que otros también disfruten.

Museos bellísimos, bien dotados y mantenidos, con horarios de entrada liberada, para mí es opulencia.

Una sociedad que históricamente ha acogido a refugiados de todas partes, para mí es opulencia.

Todo verde… espacios amplios… parques abundantes de árboles… esta es la mayor opulencia para mi: una ciudad llena de vida, de arte, de ganas de que todo esté limpio y bonito.

La opulencia que vivimos en este verano llegó al clímax con los conciertos gratuitos al aire libre… por ejemplo la Orquesta Sinfónica de Estocolmo o la Orquesta de la Ópera, espectáculos de lujo como un regalo a la ciudad.

Hasta aquí el aprendizaje de esta experiencia.  No pretendo decir que Suecia sea un país perfecto, tiene también sus problemas, lo bonito es que no se quedan estancados y me parece que por ser una nación más antigua que las de Latinoamérica, nos ofrece algunos puntos que podríamos tener en cuenta para aprender.